ASAMBLEA GENERAL

Como se suele decir, TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS.
En el foro hay mucha gente que protesta, se queja, reclama,… y algunos dan ideas y propuestas.
Pero la realidad es otra. En la pasada asamblea general acudieron:
• 75 vecinos que representan el 4,04% de las participaciones
• Metrovacesa representa el 15,77%
• Construcciones Cisterniga el 3,63%
En resumen, asistimos 75 vecinos de los aproximadamente 1.796 vecinos particulares existentes lo que supone que asistimos un 4% del 80% que representamos los vecinos.
DE QUE NOS QUEJAMOS DESPUES?

Decimos que Metrovacesa hace lo que quiere. LOGICO.
Metrovacesa y la Cisterniga representan el 19,4% de los votos. Para quitarles la mayoría solamente seria necesario el voto de unos 430 vecinos, es decir, ni la cuarta parte de los vecinos, pero si asistimos un 4%, nunca podremos hacer nada que Metrovacesa no quiera.
Es PENOSO y hasta VERGONZOSO ver estos datos.

Me gustaría saber cuantos de los que despotrican y exigen en el foro asistieron luego a la asamblea. Es más, me gustaría saber cuantos de ellos VAN A ASISTIR A LA ASAMBLEA DE ESTE AÑO.

Y si queréis otra prueba de la implicación de la gente en la Urba, desde la asociación de vecinos se planteó una encuesta para conocer fielmente la opinión de los vecinos. Era una encuesta que llevo su tiempo redactarla, tiempo que dedicaron algunos vecinos voluntariamente. A continuación expongo los resultados de la encuesta:
HAN CONTESTADO 8 PERSONAS.
Eso es lo que llamo implicación.

Después de leer todo esto, supongo que entenderéis mi cabreo.

Comprensible, desde luego. Tengamos esperanza en que esta tarde cambien las cosas. Porque si no, mejor cerramos el foro y nos vamos pa casa....

Buenas tardes a todos los conectados y a los que no lo están ahora:

Mientras hay vida, hay esperanza. Esperemos que la tendencia cambie, pero de no ser así, tendremos que continuar poco a poco, haciendo lo que se pueda. Mañana, pese a que quizá hoy llueva, volverá a salir el sol, la primaverá seguirá haciendo de las suyas y con un poquito de aquí y otro poquito de allá, iremos haciendo convivencia y comunidad como se pueda, que al final es de lo que se trata. ¿No?

Pasados ya unos días de la Asamblea, me gustaría compartir algunas impresiones, respecto a lo que allí ocurrió. Es posible que lo que voy a decir, no sea del agrado de algunos convecinos y si me animo a expresarme, es en primer lugar, porque considero que es mi derecho y responsabilidad hacerlo y en segundo lugar, porque en la Asamblea me negué a mí mismo ese derecho, ante el temor de suscitar un debate en caliente, que no creo que hubiese aportado mucho en ese momento. Mis comentarios no van dirigidos contra nadie, ni buscan poner en evidencia a nadie; tan solo buscan un aprendizaje, a través de la experiencia.

Vaya de entrada, mi reconocimiento a todos los vecinos propietarios, sin excepción, que acudieron a la Asamblea y a todos aquellos, presentes o ausentes de la misma, que puntualmente o de manera continuada, se preocupan, de manera individual u organizada por la mejora de las condiciones en la urbanización (ya sea a través de iniciativas particulares o del trabajo organizado a través de cualquiera de las dos asociaciones existentes o de la Junta Rectora de la Entidad Urbanística de Conservación).

Dicho esto, comentaré que la Asamblea, transcurrió en un ambiente mucho más tranquilo y correcto (salvo un par de momentos puntuales de cierta tensión) de lo que yo temía en los días e instantes previos al comienzo de la misma y quiero resaltar esto, porque a mi modo de ver, demuestra el grado de madurez de buena parte de los presentes y el deseo de mejorar las condiciones de vida, así como de no romper la armonía en nuestra comunidad vecinal. Es algo muy de agradecer, que cuando de forma continuada, la preocupación dominante, así expresada por numerosas intervenciones en el foro, parece ser la mejora de lo material, físico y económico en la urbanización, en último término, todos hagamos un esfuerzo por preservar lo esencial y jerárquicamente (en mi opinión) superior, que es la relación entre los vecinos, el respeto y la convivencia. ¡Ojala aprendamos más al respecto y todos perseveremos en este sentido!

Del desarrollo de la Asamblea, no deduje un malestar mayoritario de los vecinos hacia la gestión de la Junta de Gobierno del ECU, lo que a mí me sorprendió bastante, pues ello contrasta notoriamente con lo que se viene escuchando en el foro y círculos diversos de vecinos. Además, de la observación de los informes, las cuentas y los presupuestos, no parece desprenderse que haya irregularidad alguna en dicha gestión. La comunicación, por parte del Presidente de la Entidad, de la realización en fechas próximas, de una auditoría de las cuentas, me pareció una medida muy oportuna, que ha de venir a respaldar, si así lo avala el informe resultante, una gestión que aún siendo mejorable en ciertos aspectos (especialmente en el relacionado con el flujo de información desde la Junta al resto de propietarios y lo relacionado con el sistema de toma de decisiones en el seno de la misma), ha venido siendo puesta en entredicho a menudo, con argumentos diversos, por parte de algunos vecinos, de manera sistemática y contundente.

Me gustaría dejar claro en este momento, que respeto, reconozco el esfuerzo y valoro las intenciones de todos aquellos vecinos que se han movilizado para recorrer la urbanización buscando votos delegados, para llevar una iniciativa vecinal a la Asamblea (de la que hablaré más adelante). Presumo que a estas personas les han guiado, al menos, tan elevados deseos de mejora del barrio, como los que mueven a quienes ya vienen trabajando desde hace tiempo en formas diversas (ECU, Asociaciones y vecinos particulares, como ya mencioné anteriormente); así pues, si hacemos ejercicio de confianza y de fe en las personas, vamos a repartir equitativa y generosamente estas, entre todos, sin distinción. No obstante, sospecho que entre los propietarios que delegaron su voto, había un número significativo, poco o nada informados de la condición de la urbanización, sus órganos de representación y la gestión de esta y por otra parte, parece claro que algunos tenían un desconocimiento, al menos parcial, de las intenciones claras de quienes han venido solicitando la delegación de votos; esto originó desconcierto y ciertas dosis de indignación, que yo percibí, de manera muy clara, antes de la Asamblea, durante la misma y así se traduce en algunos comentarios posteriores en el foro.

A mi modo de ver, la delegación del voto, una medida totalmente legal e integrada en el modo de funcionamiento de nuestra Entidad, debería utilizarse de manera cuidadosa y escrupulosa por parte de cada uno de nosotros, por tratarse de la forma excepcional y subsidiaria en que un propietario toma parte en el proceso de toma de decisiones que nos es propio a todos. Pero acudir a una Asamblea, supone, no solamente ejercer un derecho que me asiste como propietario, sino asumir el rol que legítimamente me corresponde como tal y hacer mi aportación para la mejora de la calidad del espacio en que vivo, pulsar el estado del barrio, conocer a mis vecinos, a mis representantes, intercambiar puntos de vista con cualesquiera de ellos, observar, escuchar, preguntar, sugerir y opinar, emitiendo después mi voto en consecuencia con todo ello. La mejor intención de un grupo organizado de vecinos, no puede sustituir, ni el criterio, ni la voluntad de uno mismo, por mucho interés puesto en convertir nuestro voto en un “voto útil” que incluso sirva, supuestamente, para mejorar las cosas. Es lógico que quién, puntualmente, no pueda acudir a la asamblea, emplee la delegación, como forma de participar, pero no es menos cierto, que este sistema, no debería convertirse en la forma de captar masivamente, la voluntad de algunos vecinos (no todos los que delegaron, supongo y espero) con poco o ningún interés en acudir a la Asamblea y quizá, por tanto, poco o nulo conocimiento de lo que ocurre en el lugar en que residen o poseen intereses. Todos debemos votar y elegir conscientemente de lo que hacemos, porque fruto de todo el proceso mencionado más arriba, también surge un compromiso con lo que se apoya o se asumen las decisiones comunes como algo propio.

La decisión de presentar más de cuatrocientas delegaciones para votar negativamente a todo lo propuesto en la Asamblea por parte de la Junta de la Entidad, sin considerar si la propuesta es mejor o peor ni depender de explicación alguna, me recuerda de modo preocupante, a determinados ejercicios que tienen lugar de manera habitual en el mundo de la política, que tan pocos ejemplos edificantes nos ha venido brindando últimamente, especialmente a nivel municipal (salvando el respeto que cada uno de nuestros representantes en el Ayuntamiento pueda merecernos a título particular). El daño que dichos usos y costumbres pueden causar en el ámbito de las relaciones vecinales, especialmente a nivel de un núcleo reducido como es nuestra comunidad, desgraciadamente podremos verlo, si estas prácticas se extienden y consolidan como algo natural. La crítica generalizada a lo que hacen los otros, el “quítate tú para que me ponga yo”, el acoso y derribo a la labor que desinteresadamente realizan individuos en pro del bien común y, la descalificación que a título personal se viene realizando de algunos entre quiénes nos representan en un órgano elegido democráticamente (con la aprobación, el permiso o la dejadez de una gran mayoría de propietarios), deja la puerta abierta a que estos modelos arraiguen entre nosotros y se consoliden como un método que venga a sustituir a la consulta franca y libre de todos, a la escucha proactiva, a la colaboración, a la crítica constructiva y a la generosidad con los errores ajenos. ¿Qué perspectiva se presenta pues ante los siguientes candidatos a entrar a formar parte de la Junta Rectora? ¿Qué apoyo esperan mantener de sus vecinos? ¿Qué esperanza albergarán de contar con la comprensión y tolerancia ante sus, por otra parte comprensibles y más que probables errores de gestión?

Ante nosotros se abren posibilidades de mejora, pero creo que estas tienen que ir acompañadas de la suma y no la resta de los recursos humanos con que contamos; hacia la colaboración entre quienes queremos hacer algo por mejorar, no importa adonde estemos cada cual ni lo poco o mucho que podamos aportar a este proceso. Ya hemos visto desaparecer hace algo más de un año, una Asociación de Vecinos, en parte, debido a la insidia de los ataques dirigidos a los miembros de su Junta Directiva, que cansados de ofrecer su tiempo y recibir ingratitud a cambio, decidieron dejar de lado un proyecto interesante para todos; la mayoría de ellos eran personas bastante jóvenes y con empuje e ilusión, lo que constituye una lamentable pérdida para los intereses de nuestro barrio. Ahora, las miradas se vuelven hacia los miembros de la Junta del ECU, la mayoría de los cuales son convecinos nuestros, personas que se ofrecieron para trabajar, sin remuneración alguna, por todos nosotros. Consultar acerca de la gestión de este órgano y plantear cambios en la misma, me parece sano y responsable, pero cuestionar las intenciones de nuestros convecinos, lo consideraría, cuando menos, inconveniente e ingrato por nuestra parte.

Hoy por hoy, seguimos teniendo una buena cantidad de problemas y deficiencias que resolver en la urbanización y tenemos que mirar en demanda de respuestas y soluciones, tanto a las empresas como a las administraciones públicas responsables. Mientras tanto, intentemos trabajar todos, mediante una acción concertada, no en contra de nadie, sino a favor de todos.

Un saludo para todos y mis disculpas por esta extensa exposición

Estrella Errante:

Creo que tu intervención está perfectamente estructurada, analizando objetivamente lo sucedido y buscando en cada uno lo positivo.
Cada párrafo con su contenido, con su argumento.
Tu planteamiento es indiscutible.

Enhorabuena y gracias por tu análisis.